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Reportajes

MAR 09.02.2016 | Reportajes

La historia del Collerense, por Pili Espadas

Con 17 años, Pili Espadas estuvo en el primer equipo femenino del Collerense, con 34, la capitana cuenta en LaLiga, en primera persona, la historia de un equipo de una barriada de Mallorca que suma siete temporadas en Primera División Femenina.

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MAR 09.02.2016

El Collerense es el club de mi barrio, de una pequeña barriada de Palma, donde yo nací y donde vivo. Allí jugaba mi hermano, que tiene dos años más que yo. Le seguía siempre, y cuando me ponía a dar patadas al balón decían: “esta niña es buena”, pero a mí me daba vergüenza jugar con los chicos. Por eso no empecé a jugar antes.

Con 17 años entrenaba a niños pequeños. Pero ese año, junto a algunas chicas que, como yo, eran hermanas de jugadores, decidimos dar el paso y crear el equipo femenino. En el fútbol balear ya había algunos equipos de chicas, pero en el Collerense el fútbol femenino se veía a años luz. Buscamos gente, sobre todo de la barriada, y así es como nació el equipo. En un campo de tierra, en 1999, creado por un grupo de amigas. Y poco a poco fuimos ascendiendo.

Campeonas de Regional, ascendimos a Autonómica, fichamos a jugadoras… A los tres meses de empezar con el equipo me convocó la selección balear y ahí empecé a conocer gente, jugadoras que ya destacaban en la selección. Ahí conocí a Vidal, mi otra yo dentro del campo, la otra ‘capi’. Y poco a poco, por amistad o simpatía, empezaron a venir jugadoras al Collerense.

El club decidió apostar por el femenino y nosotras ascendimos a Nacional. Teníamos una ilusión bárbara pero era muy duro. Seguíamos siendo un equipo de barriada que se enfrentaba al RCD Espanyol ‘B’ o al FC Barcelona que no tenía equipo en la máxima categoría. Para nosotras era como jugar la Champions. En Autonómica rotábamos todas por la portería y aún así fuimos campeonas. En Segunda División hay momentos impresionantes. Me acordaré siempre del debut en el que ganamos 7-1 en casa. También de un partido ante el Tortosa, marqué seis goles y al día siguiente me llamaron todos los medios. En L’Estartit nos jugamos un ascenso. Perdimos, pero fue un partidazo en el que la gente fue de Mallorca a Girona en barco para vernos. Hasta que llegó el año del ascenso en el que conseguimos 32 victorias consecutivas, 33 contando la del último partido en Tenerife. Ganamos 4-1 al Oiartzun y 0-1 al Tacuense. Y subimos a Primera. Por aquí han pasado jugadoras rivales como Adriana, que en sus tiempos mozos nos metió cuatro o cinco goles ella sola. Vero Boquete jugó aquí con el Espanyol cuando no era la Vero que es ahora, pero la hemos visto pasar. Y nuestra Virginia Torrecilla, que cuando viene le pedimos que nos firme la camiseta y nos reímos con ella. Llevo a mis niñas, a las que entreno, a verla, y es un ídolo para ellas.

Pero es duro. Somos, dentro del mapa, el punto más pequeño. Hemos conseguido que ahora el Collerense tenga cinco equipos femeninos, algo que jamás habría imaginado. Pero somos el equipo más humilde de la categoría, de una barriada pequeña, con jugadoras muy jóvenes. Ahora juego al lado de jugadoras a las que he entrenado yo cuando llegaron al club, como Ruth, Marga Peña o Sandra, que apenas tienen 16 años. Y aún así, Vidal y yo siempre recordamos que, a pesar de ser un club pequeño, hemos hecho partidos de ensueño, de 1-0 al FC Barcelona y celebrarlo como la Champions… En nuestro campo todo el mundo ha sufrido. Es un campo pequeño y a los grandes se les hace difícil ganar aquí. Como en los dos últimos partidos. Quiero dar las gracias a toda la gente que se acercó el domingo. Lo poco que sumemos nos da vida y tenemos la ilusión por salvarnos. Ese es el objetivo para esta temporada. Poder seguir, un año más, en Primera División.

Conoce más sobre el Collerense aquí.

© LALIGA - 2016